El Generalife

Casa de recreo de los sultanes de Granada, cuando éstos querían huir de la vida oficial del palacio. Rodeada de huertos y jardines, estos últimos de reciente creación, junto con el anfiteatro a la entrada, que acoge cada año algunos de los espectáculos del Festival de Música y Danza.
El nombre, de dudosa procedencia, parece provenir del árabe Yanat- al- Arif o Jardín del Arquitecto, en un claro simbolismo poético-religioso que alude a Dios, Allah, como arquitecto, creador del Universo. Se construyó a mediados del s. XIII, y según reza una inscripción de 1319, el rey Abu I-Walid Isma'il (1313-1324) lo redecoró. A pesar de su proximidad a la Alhambra y de su estrecha relación entre ambos conjuntos, se consideraba fuera de la ciudad.

Merece la pena subir hasta la Escalera del Agua, sobre todo en verano, para dejar escapar entre los dedos el agua clara y fría que corre por los pasamanos.



Patio de la Acequia

Es la parte más importante del Generalife. Presenta un canal que divide el patio longitudinalmente, que conduce las aguas de la acequia de la Alhambra, y que está rodeado de un conjunto de pequeños surtidores, y que termina en sus extremos en dos tazas de piedra. El resto del patio está ocupado por distintas especies vegetales que han ido variando según los gustos de la época. En la actualidad encontramos setos de arrayán, naranjos, cipreses y rosales. El otro lado del patio lo forma un grueso muro con dieciocho arcos ojivados, abiertos hacia 1670.



Patio de los Cipreses

Este patio tiene un estanque central rodeado por setos de arrayán y en el centro del estanque existe otro pequeño estanque con una fuente de piedra. El patio recibe su nombre de los viejos cipreses que encontramos en los cenadores, el más famoso de los cuales es el Ciprés de la Sultana en el que, según la leyenda, se veían la esposa de Boadbil y un caballero abencerraje, lo que desencadenó finalmente la muerte de los señores de esta noble tribu, que fueron degollados.



Escalera del Agua


Para acceder a la zona más elevada del Generalife se encuentra la Escalera del Agua, subsistente del primitivo recinto, aunque muy modificada, famosa por el agua de la acequia del Sultán deslizándose por los canales de sus muros. A intervalos de tres descansos, en cuyos ejes se sitúan pilas circulares de las que, en su origen, partía un canalillo, hoy perdido; pero sobre los parapetos que bordean la escaleras sí corren canales hechos con tejas invertidas, por los que baja el agua de la Acequia Real permanentemente.



Mirador Romántico

Al final de la escalera del Agua se alcanza la cota más alta del Generalife. De ahí que, como observatorio privilegiado, el administrador de la finca, don Jaime Traversa, construyera en 1836 un Mirador Romántico en estilo neogótico, muy a tono con la época, y verdadero contrapunto con el resto y tal vez con los posibles vestigios de que en ese punto existiera, según apuntan algunos autores, un oratorio musulmán.



Jardines Altos

Estos jardines, distribuidos en diferentes paratas, completan el área palaciega del Generalife al que sirven de cobertura en su parte más elevada, disponiendo por ello de una orientación y de una de las vistas más destacadas de la finca. Pequeñas fuentes con surtidores entre los parterres cercados, algunos bellísimos ejemplares de magnolios, arbustos olorosos y una cuidada alternancia de ejemplares arbóreos de hoja perenne y caduca, hacen de estos jardines abrigados de los fríos vientos del Norte, un pequeño y romántico jardín botánico, digno de la mejor tradición humanista europea.



Paseo de las Adelfas


Es un largo sendero que recorre la parte superior del muro de separación de las huertas, cubierto todo él por una bóveda de adelfas. Este paseo se construye a mediados del siglo XIX como acceso romántico al palacio del Generalife. Al inicio de su trayecto desde los Jardines Altos, se conserva uno de los ejemplares más antiguos que se conoce de arrayán morisco, una de las maravillas botánicas del jardín, cuya huella genética se investiga actualmente. En el otro extremo, el paseo enlaza con el Paseo de los Cipreses.



Teatro del Generalife


Para la puesta en marcha del proyecto del Festival Internacional de Música y Danza, se extendieron los jardines del Generalife hacia el sur y se construyó en su extremo un amplio teatro al aire libre, inspirado la disposición del clásico riad nazarí, obra del arquitecto conservador, Francisco Prieto Moreno. El teatro se inaugura en 1954, como sede principal de las representaciones de ballet del Festival.
Desde su construcción, se han realizado en él diversas obras de adecuación con objeto de dar cabida a espectáculos cada vez más complejos, acordes con la magnificencia y carácter incomparable del marco en el que se desarrollan.

Palacio de Carlos V



El origen del Palacio de Carlos V se debió a la necesidad de un lugar que reuniese todas las comodidades de la época para el emperador y su familia, ya que el Alcázar, que era su residencia de verano, no cubría sus necesidades. El emperador ordenó la construcción del palacio junto a la Alhambra para poder disfrutar de sus maravillas. La construcción comenzó en 1527 y finalizó en 1957, pasando por varias etapas, falta de fondos, sublevaciones que pararon las obras, etc. Los techos llegaron a hundirse por abandono. El palacio es cuadrado, con una fachada principal de 63 metros de ancho por 17 metros de alto. Destaca su patio circular en el centro, único en su estilo y la obra más destacada del renacimiento en España. A finales del s.XX cuando se habilitan los museos en su interior. Museo de Bellas Artes, en el piso superior y Museo de la Alhambra, en el piso bajo. El edificio alberga también, exposiciones temporales, así como algunos de los conciertos del Festival de Música y Danza de Granada, en el patio.


Patio

Información:

La entrada para Palacio de Carlos V es gratis. En cuanto a los museos, el de Bellas Artes es gratis para los ciudadanos de la UE y para el resto de ciudadanos es de 1.5 €. El museo de la Alhambra es gratuito para todos los visitantes.

Alcazaba


Recinto militar fortificado. Es la parte más antigua de la Alhambra. Las primeras construcciones árabes datan de la época califal, posiblemente sobre restos de una fortificación romana. En el s XI, los ziríes amplían el recinto, al convertirse Granada en la capital de uno de los reinos de Taifas, aun así, las construcciones principales datan de la época nazarí, s. XIII al XV; en el recinto se encuentran también algunos añadidos cristianos, como la redonda Torre del Cubo. En esta zona está la famosa Torre de la Vela, torre vigía desde donde se contempla una vista inigualable de la ciudad, la Vega y la Sierra Nevada. Las casas de los soldados han desaparecido, y las mazmorras están cerradas, pero se puede caminar por algunas torres, adarves y caminos de ronda.


Jardines de los Adarves

Se encuentran a la entrada de la Alcazaba. Se denominan así por estar situados en el adarve bajo de la fortaleza y es uno de los lugares desde los que se puede admirar uno de los más bellos paisajes de la ciudad. No en vano, en el extremo occidental del jardín, hay un mirador de donde arranca la muralla que se une a las Torres Bermejas, muralla en la que se han colocado los famosos versos del poeta Francisco A. de Icaza que dicen: 'Dale limosna mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada'.




Plaza de Armas

Constituía la entrada original a la Alcazaba. Estaba compuesta por un conjunto de construcciones en las que se realizaban distintos servicios a los habitantes de la fortaleza. A la derecha existe un gran aljibe de dos naves, que debía ser cisterna de agua de lluvia, pero que a partir del siglo XVII empezó a recibir agua de la acequia de la Alhambra. Cerca del aljibe, a la izquierda de la puerta de la Alcazaba, hay un baño. En el centro de la plaza y parte del muro encontramos los cimientos de varias casas árabes, donde vivía la población civil encargada de cubrir las necesidades de los dignatarios y militares que allí se encontraban. También podemos encontrar, como no, una gran mazmorra casi al pie de la Torre Quebrada.

Palacio de los Leones



Es aquí donde el rey hacía su vida privada y familiar. Se comenzó a construir en 1377 por Muhammad V, hijo de Yusuf I. En este palacio el arte nazarí alcanza su máximo esplendor, en el que se alcanza una belleza de una sensibilidad y armonía incomparables, donde la luz, el agua, el colorido, la decoración exquisita, convierte a este palacio en una maravilloso placer para los sentidos, en el que se deja atrás el periodo anterior de decoraciones más abstractas y geométricas para dar paso a un estilo más naturalista, sin duda influjo de lo cristiano, acrecentado por la amistad que mantuvieron Mohamed V y Pedro I, el Cruel, por aquel entonces monarca cristiano. El palacio está compuesto por un patio central (Patio de los Leones), rodeado de galerías de columnas a modo de claustro cristiano, que permite el acceso a distintas salas: al oeste la de los Mocárabes, al este la de los Reyes, al norte la de Dos Hermanas, Ajimeces y Mirador de Daraxa y al sur la de los Abencerrajes y el Harén.


Patio de los Leones

Tiene 124 columnas de mármol que rodean todo el patio y que simbolizan un bosque de palmeras. En el centro, la fuente de los Leones. La teoría más convincente es que representa a los 12 leones que sostienen el mar o las 12 tribus de Israel (todos los leones llevan un triángulo equilátero en su frente que representa a las dos tribus elegidas Judá y Leví). La fuente, del siglo XI, es anterior al palacio y estuvo en la casa del visir judío Negrela que la regaló al rey. Otros opinan que los leones representan los signos del zodiaco, los meses del año o son la materialización de las lágrimas de una princesa que cayeron al patio.


Palacio de Comares


El Palacio de Comares constituía la residencia oficial del monarca. Yusuf I quiso que la decoración de su residencia oficial dejara maravillado al visitante, por lo que ordenó que se construyera y adornara de manera exquisita, aunque probablemente no viese terminada esta obra, ya que diversas inscripciones atribuyen su autoría a su hijo Mohamed V, que terminó su obra, el cual además, construyó una fachada a lado sur del Patio del Cuarto Dorado. Todo el muro está decorado con bellísimos adornos y numerosas inscripciones, que rezan el lema «Sólo Dios es vencedor». En el friso de madera labrada podemos leer uno de los poemas que Ibn Zamrak dejó tatuados en el palacio nazarí. El Palacio comprende los siguientes sitios:


Patio de los Arrayanes


Situado en el centro del palacio y de planta rectangular. Su gran estanque central se convierte en un gran espejo. El nombre del patio se debe a los arrayanes (mirtos) que tiene dispuestos ambos lados del estanque. Al norte, la Torre de Comares a la que se llega a través de la Sala de la Barca.




Sala de la Barca

Es la antecámara del salón real (Salón de Embajadores). Su techo tiene forma de barca invertida y es posible que de ahí le venga el nombre. También puede deberse a la transcripción de "baraka" (=bendición en árabe) y que se encuentra en la sala. Hay poemas en los paredes que cantan las alabanzas de un Sultán muerto. Un fuego destruyó mucho de esta parte en 1890 y una bóveda de madera reemplazó el techo.




Torre de Comares

Es la mayor de las torres existentes en la Alhambra, con una altura de 45 metros. Su nombre se debe a las vidrieras de colores de los balcones que iluminan la gran sala que ocupa el interior de la torre, denominadas «comarías». En el interior se encuentra el Salón de los Embajadores. Se dice que en esta torre se celebró el Consejo en el que se acordó entregar Granada a los Reyes Católicos. Cuentan que desde uno de sus balcones, la madre de Boabdil, al saber que su hijo estaba negociando con los cristianos la rendición, le dijo: «Mira lo que entregas y acuérdate de que todos tus antepasados murieron reyes de Granada y el reino muere en tí». También dice la leyenda que fue aquí donde Cristóbal Colón convence a los Reyes Católicos de su expedición a las Indias por Occidente que le llevó al descubrimiento de América el 12 de Octubre de 1492, y donde la reina Isabel le ofrece a Colón sus joyas para financiar el viaje.




Salón de Embajadores

Esta es la sala más majestuosa de palacio, donde se encontraba el trono y se realizaban las recepciones oficiales. Está lleno de poemas, alabanzas a Dios, al emir, el lema de los nazaríes o textos del Corán.


El Mexuar y el Oratorio



El Mexuar era la sala de recepción pública del castillo, dónde el Sultán y sus visires atendían a las peticiones de los súbditos. Cuando el rey no se encontraba en palacio era el Cadí, en la sala adjunta, el que oía a los negociantes. En su puerta, un azulejo de la pared reza: «Entra y pide. No temas de pedir justicia que hallarla has». Posteriormente, alrededor de 1632, estas salas se convirtieron en capilla cristiana, y se construyó un coro.

El Oratorio está situado en el fondo. Fue restaurado en 1917, ya que se encontraba en un pésimo estado debido a la explosión en 1590 de un polvorín en el valle del Darro. La pared frontal presenta cuatro balconcillos, con arcos gemelos y pequeñas ventanas. El mihrab, muy decorado, tiene arco de herradura adovelado, y presenta varias inscripciones que hacen referencia a preceptos del Corán, así como elogios a Mohamed V.


La Alhambra. Introducción

La Alhambra, denominada así por sus muros de color rojizo («qa'lat al-Hamra'», Castillo Rojo), está situada en lo alto de la colina de al-Sabika, en la margen izquierda del río Darro, al este de la ciudad, frente a los barrios del Albaicín y de la Alcazaba.

Su posición estratégica, desde la que se domina toda la ciudad y la vega granadina, hace pensar que existían construcciones anteriores a la llegada de los musulmanes. Su conjunto, completamente amurallado, posee una forma irregular limitado al norte por el valle del Darro, al sur por el de la al-Sabika, y al este por la Cuesta del Rey Chico, que a su vez la separan del Albaicín y del Generalife, situado en el cerro del Sol.

Se tiene constancia por primera vez de ella en el siglo IX, cuando en 889 Sawwar ben Hamdun tuvo que refugiarse en la Alcazaba y repararla debido a las luchas civiles que azotaban por entonces al Califato cordobés, al que pertenecía Granada. Posteriormente, este recinto empezó a ensancharse y a poblarse, aunque no hasta lo que sería con posterioridad, ya que los primeros monarcas ziríes fijaron su residencia en lo que posteriormente sería el Albaicín.
A pesar de la incorporación del castillo de la Alhambra al recinto amurallado de la ciudad en el siglo XI, lo que la convirtió en una fortaleza militar desde la que se dominaba toda la ciudad, no sería hasta el siglo XIII con la llegada del primer monarca nazarí, Mohamed ben Al-Hamar (Mohamed I, 1238-1273) cuando se fijaría la residencia real en La Alhambra. Este hecho marcó el inicio de su época de mayor esplendor.

Primero se reforzó la parte antigua de la Alcazaba, y se construyó la Torre de la Vela y del Homenaje, se subío agua del río Darro, se edificaron almacenes, depósitos y comenzó la construcción del palacio y del recinto amurallado que continuaron Mohamed II (1273-1302) y Mohamed III (1302-1309), al que también se le atribuyen un baño público y la Mezquita sobre la que se construyó la actual iglesia de Santa María.

A Yúsuf I (1333-1353) y Mohamed V (1353-1391) les debemos la inmensa mayoría de las construcciones de la Alhambra que han llegado a nuestra época. Desde la reforma de la Alcazaba y los palacios, pasando por la ampliación del recinto amurallado, la Puerta de la Justicia, la ampliación y decoración de las torres, construcción de los Baños y el Cuarto de Comares, la Sala de la Barca, hasta el Patio de los Leones y sus dependencias anexas. De los reyes nazaríes posteriores no se conserva prácticamente nada.

De la época de los Reyes Católicos hasta nuestros días podemos destacar la demolición de parte del conjunto arquitectónico por parte de Carlos V para construir el palacio que lleva su nombre, la construcción de las habitaciones del emperador y el Peinador de la Reina y el abandono de la conservación de la Alhambra a partir del siglo XVIII. Durante la dominación francesa fue volada parte de la fortaleza y hasta el siglo XIX no comenzó su reparación, restauración y conservación que se mantiene hasta la actualidad.

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